jueves, 29 de enero de 2009

Jaime Belmonte: el festejo a la mediocridad.



Jaime Belmonte se ve en esta imagen haciendo un regate.

Jaime Belmonte Magdaleno (1934-2009) fue un futbolista mexicano que jugó con la selección de su país en 1958, y él simboliza por sí solo la mediocridad de su nación de origen.

¿Por qué? Muy simple: lo endiosaron por el simple hecho de que hizo un gol con el cual se empató 1-1 con el País de Gales en la Copa Mundial Suecia 1958. Ahora me pregunto:

¿Qué tiene esto de especial? ¿Qué clase de logro es empatar en una copa en la cual se disputa un campeonato y no quién iguala en un partido?

Haber festejado esto como si se hubiese ganado la Copa Jules Rimet las seis veces que, para ese entonces, había sido disputada (1930, 1934, 1938, 1950, 1954 y 1958). Entiendo si en Uruguay se hace un monumento a Ghiggia y/o a Schiaffino pues ellos les dieron su segundo y último mundial; entiendo si en Brasil lo hacen con Pelé, Garrincha, Didí, Vavá, Zagallo y tal porque les ganaron su primer mundial; si en Alemania lo hacen con Fritz Walter; si en Inglaterra lo hacen con Gordon Banks, Bobby Charlton o Geoffrey Hurst; si en Francia se lo hacen a Zinedine Zidane... ¿pero idolizar, magnificar un empate en una competencia de alto rendimiento sólo por haber sido el primero jamás conseguido?

No estoy de acuerdo para nada. Esta actitud patéticamente triunfalista clásica en los mexicanos es sobremanera triste. Este individuo fue uno más entre la larga lista de futbolistas de décima que iban a pasearse a cada Mundial que se disputase; cierto es que actualmente no hay mucha diferencia, sin embargo ahora se hacen actuaciones medianas y que otras naciones envidiarían. Seguro estoy de que hubo burlas por todo el mundo cuando, quienes vivían en ese entonces, glorificaron este ridículo resultado como si fuese la mismísima Jules Rimet, de igual forma con el triunfo en 1962 y los empates en 1966.

¿Qué es un empate? Un resultado en el cual ambos contendientes se dividen unidades teniendo un punto cada uno. De darse este resultado en instancias definitivas, en copas mundiales se define prosiguiendo el cotejo en tiempo suplementario de treinta minutos y de persistir, se rompe en una tanda de penales.

Y bueno, ¿qué se puede esperar de un país donde ya ni una medalla de bronce, un vigésimo quinto lugar entre veintiséis competidores es festejado como si se obtuviese la victoria o, en otras palabras, la medalla de oro, incluso por los mismos atletas?

Lo dejo de tarea.

Israeru

P.D.: Sí, soy perfeccionista. ¿Y? Lo prefiero a celebrar un resultado equis.

1 comentario:

Anónimo dijo...

amargado!, con esa filosofía tan amargada no has de festejar nada... y mediocre quien quieras menos belmonte que se partió la madre por su equipo y se quedo a vivir en irapuato aún contando con jugosas ofertas y de equipos grandes.